lunes, 6 de diciembre de 2010

Carta encubierta

Exequias tibias, sombras verdosas , lamentos tísicos de niños barrigones.
Mujercita edulcorada, llena de miedo, llena de deseo de desposeerse… el dia es hermoso pero ya no nos pertenece.
Y vos con tu sonrisa: Tintura triste de sexo instantáneo.
El barro nos cubre las rodillas y yo no paro de correr.
Me duelen las manos por descubrirte y solo hallar conmiseraciones del tipo banal jugando a la sensiblería, transmutando al amor en la cobertura glaseada de tu pequeño mural diario de olvidos. Tengo la responsabilidad de recordarte algo: la realidad te pertenece, la realidad es de todos. Entonces, muchachitos que les repelen las palabras deber, compromiso y dolor; despierten, salgan al mundo y transfórmenlo.